¿Hay que recurrir a la contención mecánica? ¿O existen alternativas?
¿Cómo frenas a una persona que se autolesiona de forma repetitiva? ¿Cómo previenes que, ante determinadas conductas, la persona no ponga su salud y su vida en riesgo? ¿Qué puedes hacer ante una persona muy agitada, amenazante y agresiva que pone en peligro la integridad de terceras personas?. Artículo de Blas Blánquez*
En todas estas situaciones, ¿hay que recurrir a la contención mecánica? ¿O existen alternativas?
En los entornos de hospitalización de salud mental, realmente son situaciones en las que existen riesgos de seguridad, tanto para el propio paciente como para terceras personas, y que requieren intervenciones inmediatas para evitar eventos adversos con consecuencias de mayor complejidad. Pero son situaciones en las que la contención mecánica puede ser evitable.
Las contenciones mecánicas, de por sí, son procedimientos que conllevan otros riesgos de seguridad. Los más destacables son:
- A nivel físico: lesiones y laceraciones por la fricción de las propias contenciones, tromboembolismo, disfagia y broncoaspiraciones, o la muerte súbita
- A nivel psicológico: incremento de la agitación y la desorientación, mayor ansiedad o trastorno por estrés post traumático, además de una pérdida de confianza en el personal sanitario.
Desde una perspectiva bioética , debido a los riesgos de seguridad que conllevan, las contenciones mecánicas resultan más maleficientes que beneficientes, y acaban afectando a la dignidad, autonomía y la justicia, tanto distributiva como dialóguica.
En los últimos años han emergido diferentes declaraciones y decretos que defienden estos derechos fundamentales, como, por ejemplo:
- la Convención Internacional sobre las personas con discapacidad del 2006, firmada en Nueva York y ratificada por España en el 2008
- la ley 8/2021 del 2 de junio por la que se reforma la legislación civil y procesal para el apoyo a las personas con discapacidad en el ejercicio de su capacidad jurídica
- la iniciativa QualityRights de la Organización Mundial de la Salud que promueve y defiende los derechos de las personas con problemas de salud mental, defendiendo el derecho a la autonomía y a tomar decisiones sobre sus propias vidas, en igualdad de condiciones que el resto de personas. QualityRights aboga por un modelo basado en derechos humanos, donde las personas con problemas de salud mental sean protagonistas de sus propias vidas, puedan decidir en aspectos relevantes de su vida y reciban apoyo en lugar de coerción.
- a nivel legislativo, en nuestro país existe la “Instrucción 1/2022 de 19 de enero de la Fiscalia General del Estado sobre el uso de medios de contención mecánicos o farmacológicos en unidades psiquiátricas o de salud mental y centros residenciales y/o sociosanitarios de personas mayores y/o con discapacidad” que regula el uso de contenciones, principalmente en los ámbitos de la atención intermedia y de discapacidad intelectual.
six-core-strategies
Existen diferentes modelos específicos cuyo objetivo es reducir el uso de contenciones en las unidades de hospitalización de salud mental. Podemos destacar el modelo Six Core de Huckshorn , un modelo que analiza seis estrategias clave basadas en el liderazgo organizacional, el uso y análisis de datos, el desarrollo profesional, el uso de herramientas y estrategias que eviten las contenciones, la participación de los usuarios ingresados y el análisis debriefing posterior a un episodio de contención.

Modelo Safewards
Otro modelo que ha mostrado ser efectivo es Safewards . Este modelo busca minimizar los conflictos que puedan ocurrir en las unidades y el uso de medidas restrictivas, mediante el análisis de seis dominios de origen: características del paciente, comunidad de pacientes, equipo de personal, estructura interna, marco normativo y exteriores del hospital. A su vez, propone diez intervenciones que ayudan a conseguir los objetivos definidos en el modelo, mediante acciones que refuerzan la relación terapéutica, crean entornos terapéuticos y fomentan la participación de los propios usuarios en su proceso de recuperación.
La relación terapéutica y la manera cómo el personal sanitario entabla las relaciones con los pacientes tiene una relación directa con la seguridad en los entornos asistenciales. Para que estas relaciones sean seguras y disminuya la probabilidad de aparición de eventos, se recomienda siempre una comunicación mediante palabras suaves, con un tono respetuoso, empatizando con el origen de la conducta problemática y reforzando positivamente los logros. Para reforzar este vínculo, se recomienda conocer sus hobbies y aficiones a través de una historia de vida, o pactar métodos de resolución de los primeros desencadenantes previos a un estado de inquietud mediante un plan de crisis colaborativo.
Otra situación sensible susceptible de que evolucione hacia una agitación psicomotriz es el momento de comunicar situaciones imprevistas o indicaciones no deseadas. Para reducir el impacto emocional que supone transmitir la mala noticia, conviene aplicar metodologías comunicativas, como el protocolo SPIKES de Buckman, para minimizar el estrés generado por la recepción de la información.

Protocolo Spikes
Es probable que puedan suceder situaciones de elevada inquietud y agitación psicomotriz. Para reconducir estos momentos mediante la palabra, son eficaces las técnicas de desescalada verbal, una metodología comunicativa basada en diez dominios que busca delimitar, clarificar y resolver el cuadro, todo ello con autocontrol por parte del personal asistencial y con respeto y empatía hacia el usuario.
Otros métodos que han ayudado en la reconducción de la agitación psicomotriz son espacios destinados a la aplicación de terapia sensorial. Disponer de sala confort o la terapia Snoezelen, aplicadas de forma estructurada y enfocadas en las necesidades sensoriales de la persona, ayuda a frenar la activación motora y supone una alternativa para reducir los niveles de excitación.
Como refleja el modelo Six Core, uno de los puntos clave para buscar alternativas a las contenciones parte de la comunicación dentro de los equipos multidisciplinares, y enfocados en análisis reflexivos de los eventos conflictivos o de las situaciones reales en las que se aplica la contención. La reflexión mediante un debriefing basado en la metodología Plus / Delta o los análisis causa-raiz resultan herramientas que potencian la búsqueda de alternativas para evitar que sucedan episodios similares en el futuro. Revisar los procesos de trabajo y las dinámicas que están establecidas dentro de los equipos y en el funcionamiento de la unidad, e integrar la experiencia del paciente dentro de los procesos y espacios de reflexión de la unidad resultan una de las claves más importantes para considerar nuestra práctica asistencial. Generando dinámicas y entornos más humanos, y consigo una cultura proactiva y de enfoque de las necesidades reales de la persona en el centro de nuestra atención, disminuye la probabilidad de aparición de eventos, y por tanto la necesidad de empleo de contenciones.
*Autor: Blas Blánquez. Enfermero Especialista en Salud Mental. Supervisor de Enfermería en Fundació Hospitalàries Sant Boi. Experto en implantación del modelo Safewards. Referente en gestión de riesgos para la seguridad del paciente de eventos adversos derivados de violencia. Colaborador de FIDISP
Si quieres profundizar más, puedes consultar en la web de FIDISP: Seguridad del Paciente en Salud Mental