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Síndrome post-UCI y seguridad del paciente: aprendizajes de un médico y paciente de COVID-19

Juan Manuel Pérez-Castejón Garrote es especialista en Geriatría y actualmente es Jefe de Estudios de la Unidad Docente y Responsable de Investigación de Badalona Serveis Assistencials. Este médico, que en los primeros días de marzo de 2020 formaba parte del equipo de gestión del coronavirus en su institución, amaneció el 23 de marzo con fiebre y malestar. Una PCR confirmó su positivo en la infección por SaRS-CoV-2.

Juan Manuel Pérez-Castejón Garrote Síndrome post-UCIEn solo una semana pasó del aislamiento domiciliario al diagnóstico de una neumonía bilateral y al ingreso en el Hospital de la Santa Creu i Sant Pau donde, solo tres días después, los profesionales de la UCI debieron intubarle y sedarle durante 30 días como consecuencia del COVID severo que sufría. Su situación empeoró aún más a lo largo de ese tiempo, necesitando ser trasladado al Hospital Vall d’Hebrón y precisando el sistema de Oxigenación por Membrana Extracorpórea (ECMO) durante 14 días. Tras ello fue de nuevo trasladado al Sant Pau, donde empezó a despertar intubado y con sonda nasogástrica a finales de abril de 2020. 

Entonces comenzó otra fase diferente de su lucha contra la COVID-19 y sus complicaciones, entre las que destacan las secuelas de superar una patología crítica y de una larga estancia en la UCI o lo que se conoce como Síndrome post-UCI

Cuando casi se cumplen dos años de su diagnóstico, desde FIDISP, hemos querido charlar con el Dr. Pérez-Castejón para conocer su experiencia como médico y paciente de COVID-19, haciendo especial hincapié en los aprendizajes relacionados con la seguridad del paciente que se pueden extraer de lo vivido, y sufrido, por él. Una charla de más de una hora en la que no dejó de hacer patente su agradecimiento a todos los profesionales de la salud independientemente de su disciplina y del sector social por su esfuerzo y compromiso. 

¿Cómo vivió los primeros momentos de la pandemia?

En los primeros días de la pandemia me incorporé al equipo de gestión de la emergencia, por lo que viví en primera línea todos los cambios organizativos en atención primaria, hospitalaria, los refuerzos de los dispositivos de atención domiciliaria y residencial, los planes de contingencia… En aquellos primeros momentos escaseaban los EPIs y las mascarillas, lo que generaba muchísima tensión. Teníamos que gestionar los recursos disponibles y priorizar al máximo. Además, teníamos que intentar que los profesionales realizasen su trabajo con la máxima seguridad posible en un entorno en el que teníamos muchísimos interrogantes. Fueron momentos de mucho espíritu de colaboración entre profesionales de distintas especialidades. Se hizo un esfuerzo muy grande por parte de todos los profesionales, desde el primero hasta el último, no solo los sanitarios sino también el personal de limpieza, la gente que trabaja en cocinas, etcétera. 

En solo unos días, pasó a ser usted a ser testigo de la pandemia como paciente…

Tras el diagnóstico de una neumonía bilateral en el dispositivo de Urgencias de Atención Primaria de mi barrio acudí al Hospital Sant Pau, donde recuerdo que no paraban de acudir personas a Urgencias con diferentes grados de gravedad. Como paciente fui testigo del ingente esfuerzo organizativo que se estaba realizando allí. Y como médico, de lo que todo ello suponía. Ante un aluvión tal de personas, simplemente asegurarse de que todo el mundo esté correctamente identificado, de que cada paciente reciba la medicación adecuada para su caso y que no haya errores cuando, además, se habilitaban áreas para la atención que no eran las habituales y colaboraban en la asistencia profesionales de otras especialidades… era una tarea titánica que no se ha puesto suficientemente en valor. 

paciente en UCIY si hablamos de su paso por la UCI…

Mi visión como paciente no deja de estar muy condicionada por mi experiencia post-UCI. Pasar y sobrevivir a la UCI comporta un camino de rehabilitación y de readaptación muy largo, en el que las mejoras a veces son lentas y que también depende mucho de las complicaciones sufridas durante la terapia intensiva. Y en este proceso de rehabilitación es vital la atención de enfermería desde el primer momento, también la de fisioterapeutas, médicos rehabilitadores, terapeutas ocupacionales… y un seguimiento posterior por parte de la atención primaria. 

Cuando te despiertas en la UCI estás en un momento de gran vulnerabilidad. Probablemente tu vida ya no corre peligro pero hay muchos riesgos a los que te tienes que enfrentar. En este punto hay una serie de eventos relacionados con la seguridad del paciente que creo que son muy importantes. Por ejemplo, en mi caso y en muchos otros y no solo en la COVID, me encontré con la necesidad de volver a aprender a tragar, recuperar la función deglutoria. Es necesario entrenar para que al comer no se broncoaspire y eso implica ver qué texturas tolera el paciente, ver si necesita líquidos con espesante o no y  evitar la desnutrición. 

También evitar la iatrogenia medicamentosa: la hiperhidratación, no llevar vías más tiempo de lo suficiente y evitar cualquier riesgo que pueda facilitar una infección intrahospitalaria. Y muy importante la movilización precoz, promoviendo y estimulando la movilidad ya desde la UCI junto con los fisioterapeutas, puesto que eso redunda en beneficio del paciente. Yo me considero muy afortunado porque me consta, aunque no estuviese consciente, que ya en la UCI me intentaban movilizar.

¿Cree que no se han podido hacer determinadas actuaciones que hubieran beneficiado más a los pacientes por la situación de alta demanda asistencial en la que estaban todos los profesionales sanitarios?

En mi caso personal no. No obstante cuando salí de alta fui de los primeros pacientes que entró en un programa de rehabilitación que, prácticamente, no estaba ni preparado todavía. Probablemente ya en agosto y septiembre de 2020 estaba más estructurado en todas partes, pero puede ser que algún paciente haya tenido dificultades para acceder o que haya accedido con retraso.

Y aún continúa su proceso de rehabilitación, ¿verdad?

Sí. Tengo problemas en los hombros, mucha dificultad asociada a la debilidad muscular. Recuperas antes la masa muscular que la fuerza. Al acabar la fase hospitalaria he seguido haciendo rehabilitación dirigida desde la atención primaria. Para muchas de las personas que hemos sufrido un síndrome post-UCI nuestras necesidades de rehabilitación son muy prolongadas en el tiempo.

Esto es algo que el sistema sanitario tiene que considerar e individualizar. Yo durante un tiempo necesité hacer fisioterapia respiratoria, pero ahora tengo más necesidad de trabajar en reforzar las partes que me han quedado más debilitadas y otras personas necesitan hacer estimulación y rehabilitación en el área cognitiva. 

Y también hay que hablar de la COVID persistente, ser humildes y saber que no tenemos respuestas para muchas cosas y para eso hay que seguir haciendo investigación y trabajando con esos pacientes para que se sientan también acompañados y vean que sus necesidades también obtienen respuesta.

¿Qué aprendizajes cree que podemos, y debemos, extraer de lo sucedido en la pandemia COVID-19 a nivel de seguridad del paciente? 

Hay algunos aspectos de seguridad del paciente que no quiero soslayar porque creo que son importantes desde mi perspectiva personal como paciente, pero también como médico. La COVID-19 no solo genera problemas clínicos, sino que ha generado problemas muy graves en la esfera emocional. Restringir las entradas de los familiares o la comunicación con ellos también tiene efectos secundarios. Se han tenido que reinventar los procesos de comunicación con videollamadas, estructurarlos, organizarlos, priorizar que una persona que está en situación de final de vida pueda estar acompañada por sus seres queridos en ese momento tan crítico. 

Ahora estamos en un momento en el que espero que en breve podamos volver a flexibilizar las medidas, que los familiares puedan entrar con más libertad a atender a sus familiares ingresados -evidentemente respetando todas las medidas higiénicas y de seguridad-. Pero saliendo de las posiciones extremas. Tenemos que aprender a convivir con el virus porque si somos muy puristas y muy radicales también generamos iatrogenia, aunque sea de otro tipo.

También que hay una serie de eventos críticos relacionados con la seguridad de los pacientes, no solo de quienes han pasado por la UCI, y que son tan importantes como prescribir adecuadamente un tratamiento. Por ejemplo, a cualquier adulto mayor que ingresa por una neumonía deberíamos conocer y valorar su función deglutoria y hacer planes terapéuticos dirigidos a minimizar riesgos y evitar la desnutrición. Además, trabajar la movilización precoz ante cualquier situación, activar en seguida a las personas mayores, reentrenar la marcha, valorar el tipo de calzado utilizado, saber si se han padecido caídas… todo eso debe aparecer en la historia clínica. 

Seguridad del PacienteAdemás, he reflexionado sobre las exploraciones complementarias. Al principio de la pandemia se hablaba mucho de que los pacientes que ya habíamos pasado COVID, independientemente de estar en críticos o no, teníamos riesgo de fibrosis pulmonar, y eso creo que ha generado una alarma importante en un contexto de incertidumbre. Tenemos una capacidad de diagnóstico por la imagen muy alta y hay que saber interpretar lo que encontramos y no generar una alarma excesiva. Porque evidentemente las pruebas de diagnóstico por la imagen de un paciente como yo a los seis meses van a poner de manifiesto una serie de alteraciones que previamente no existían, pero creo que lo importante es evaluar el nivel funcional e ir observando la evolución y si apoya, o no, los hallazgos de las pruebas. 

Hay que saber muy bien qué pruebas solicitar, para qué nos van a servir, si van a servir para modificar el curso de la enfermedad o no, para no generar ni unas expectativas muy desenfocadas ni crear miedos innecesarios.

¿Y sobre las medidas preventivas para evitar contagios qué opina?

Creo que algunas han venido para quedarse y, es más, deberíamos mejorarlas, como la higiene de manos y el uso de la mascarilla en determinadas circunstancias y épocas del año, en los que pueden ayudar a reducir los contagios de virus respiratorios de todo tipo. Y pienso que hemos pasado un poco de soslayo por la importancia de la ventilación. La arquitectura y la ingeniería han sido las grandes olvidadas en la pandemia. Ahora que nadie cuestiona el contagio por aerosoles es fundamental incidir en la importancia de la ventilación de los edificios en el futuro, sobre todo en hospitales, centros de salud y residencias. 

Created date 17 marzo, 2022 Updated date 1 abril, 2022 Author Noticias, Pacientes , ,
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