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Jordi Varela: “En el binomio entre aislamiento y humanización ha ganado la seguridad y hemos perdido mucho en humanización de la asistencia”

Reflexionamos sobre el pasado, el presente y el futuro de la seguridad del paciente y de la asistencia sanitaria tras la pandemia COVID-19. Y lo hacemos con una serie de entrevistas a profesionales sanitarios que han querido compartir con FIDISP su visión. Empezamos con uno de los mayores expertos en gestión clínica de nuestro país: Jordi Varela.

Jordi VarelaJordi Varela es Doctor en Medicina por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), Diplomado en Epidemiología y Estadística por CESAM de la Universidad Pierre y Marie Curie de París y Diplomado en Dirección de Hospitales por ESADE. Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria. Ha ejercido durante 18 años como Director Gerente de varios centros: Hospital de Puigcerdà, Hospital del Mar y Hospital de Sant Pau. En la actualidad, Jordi Varela es editor del blog: “Avances en Gestión Clínica”, consultor especializado en gestión clínica, colaborador académico de ESADE y vicepresidente de la Sociedad Catalana de Gestión Sanitaria.

Mirando hacia atrás en la pandemia y viendo cómo se ha realizado la asistencia desde su inicio hasta la actualidad, ¿cuáles han sido para usted los principales problemas de seguridad que han ido surgiendo, tanto en pacientes afectos por COVID-19, como los no COVID?

Los problemas de seguridad de la pandemia, como de cualquier otra pandemia anterior, han sido los naturales de esta situación, los que iban implícitos en ella. Y es que de repente aparece una enfermedad nueva, que es muy transmisible, que tiene un nivel de mortalidad y de complicaciones muy superior, por ejemplo, a la gripe, y con la que aparecen elementos de transmisibilidad que no estaban previstos.

Así, durante la primera ola de COVID-19 hubo problemas importantes para los pacientes y para los profesionales sanitarios relacionados con la falta de protección, pero también con el desconocimiento de la enfermedad. Todo esto es inherente a la pandemia y se ha ido corrigiendo con el paso del tiempo y con las sucesivas oleadas del virus.

La protección ha ido aumentando. El mecanismo de protección más importante -aparte de los EPIs- ha sido el aislamiento. Y en el binomio entre aislamiento y humanización ha ganado la seguridad y hemos perdido mucho en humanización de la asistencia.

A su parecer, ¿cómo ha quedado el concepto de la cultura de la seguridad del paciente entre los profesionales y las organizaciones sanitarias después de un año de pandemia y cinco olas de contagios?

Todo ha ido ocupando su lugar. Creo que ahora mismo el nivel de seguridad dentro de las organizaciones sanitarias es muy aceptable. Y lo perdido en cuanto a humanización se ha ido corrigiendo, poco a poco, por ejemplo en las UCIs, en las plantas de hospitalización, en el acompañamiento a personas que tienen que acudir a un dispositivo sanitario,…

Y también se está corrigiendo el tema de las consultas telemáticas, que en un primer momento eran prácticamente todas. Ahora todos los centros han ido desarrollando criterios para establecer qué casos pueden atenderse de forma telémática y cuáles no. Algunas consultas está bien que sigan siendo telemáticas, no solo por más seguridad para los pacientes sino que además da más confort cuando un paciente es conocido y lo que necesita es un control, puede ser muy útil.

Pero las consultas telemáticas han dado una imagen de “bunkerización”, sobre todo en la atención primaria. Y aunque es algo que ya se está corrigiendo, ha quedado esa imagen y muchas personas se siguen quejando de que no tienen acceso a los centros de atención primaria. Y aunque es indudable que ahora hay una proporción de actividad clínica telemática muy superior a la que había antes, no es cierto ya que no se pueda acceder a la asistencia presencial en atención primaria.

Con los cambios que ha sufrido el sistema sanitario en algo más de un año y medio, y a su vez la implantación de alternativas asistenciales que se han ido generando (como por ejemplo la teleasistencia, la visita virtual, etc. ) es probable que aparezcan nuevas situaciones de riesgo no contempladas hasta ahora. Pensando en las estrategias para garantizar la prevención de riesgos asistenciales y la seguridad del paciente ¿Cuáles son según su criterio los nuevos aspectos que deben ser tenidos en cuenta para garantizar una atención más segura?

Una vez ha pasado el cenit de la pandemia, lo que aflora con tanta fuerza como antes o quizás más, es la asistencia de las personas frágiles, vulnerables, mayores, con enfermedades avanzadas… un colectivo de pacientes que está en riesgo de una manera genuina.

Con el colapso del sistema sanitario por la pandemia estos colectivos son los que más han sufrido, por la carencia de los cuidados esenciales debido a que todo el dispositivo sanitario estaba enfocado a la pandemia. Y yo quisiera poner énfasis en estos pacientes, en los que debemos centrarnos, puesto que sus necesidades son muy específicas y no se basan solamente en controles médicos cada cierto tiempo, sino que necesitan cuidados de equipos de multidisciplinares. Es un colectivo de gran sensibilidad y creciente, puesto que cada vez la población es más mayor.

En su opinión y teniendo en cuenta todo lo vivido en esta pandemia, ¿qué modelos de gestión hospitalaria pueden predominar en el futuro?

La pandemia ha puesto de relieve la necesidad de un cambio radical del modelo organizativo de los hospitales. Durante los días fuertes de la pandemia los hospitales han roto la fragmentación habitual, por especialidades, por corporaciones, y han trabajado en equipo.

Esto, que todos habían valorado muy positivamente, cuando ha bajado la presión de la pandemia ha vuelto al estado previo. Y a mí me parece un error. Creo que los hospitales deben combatir la fragmentación y deben trabajar más en equipo porque los pacientes que ingresan en los hospitales son, cada vez más, pluripatológicos, complejos… necesitan trabajo en equipo y trabajo transversal con atención primaria.

Por lo tanto, los hospitales deben abandonar el modelo fragmentado propio del siglo XX y adoptar el modelo pluridisciplinar del siglo XXI y no lo están haciendo. No se trata de que todo el mundo haga de todo, sino de trabajar en equipo cada uno dentro de su ámbito, pero no por corporación o por especialización.

El modelo que tenemos es un modelo anacrónico. Hace falta reflexionar sobre una reorganización de los servicios en función de las necesidades de las personas y no de las necesidades de las especialidades profesionales.

Created date 15 noviembre, 2021 Updated date 15 noviembre, 2021 Author Noticias
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