Humanización de la asistencia sanitaria y seguridad del paciente
Más allá de las evidentes implicaciones éticas de la humanización de la asistencia sanitaria, esta corriente que promueve la atención integral de la persona tiene cada vez más relación con la seguridad del paciente.
Conscientes de que uno de los ámbitos sanitarios -aunque no el único- en el que más pasos se han dado a favor de la humanización ha sido en las Unidades de Cuidados Intensivos, desde FIDISP hemos querido hablar con la doctora Mari Cruz Martín Delgado, presidenta de la Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias (SEMICYUC). Junto a ella abordamos esa relación, cada vez más firme entre humanización y seguridad del paciente.
- ¿De qué hablamos cuando nos referimos a humanización en el contexto sanitario?
La humanización de la atención sanitaria pretende ofrecer unos cuidados integrales centrados en la persona (paciente, familia y profesionales). Busca ir más allá de la parte técnica de la enfermedad contemplando al paciente como persona y cubriendo sus necesidades no solo físicas sino también psíquicas, y emocionales. Además, tiene en cuenta a las familias y a los profesionales como parte esencial de los cuidados.
En muchas ocasiones la tecnificación que ha permitido importantes avances en la medicina y ofrecer tratamientos cada vez más efectivos ha hecho que otras dimensiones queden a veces relegadas. Los pacientes al entrar en contacto con la atención sanitaria pueden sufrir despersonalización y aislamiento y sentir que pierden algunas de sus dimensiones esenciales, vulnerándose la dignidad de la persona enferma. La humanización trataría de volver a ver a ese paciente como persona que sufre unas circunstancias muy especiales, pero no por ello pierde su identidad.
- ¿Qué relación hay entre humanización y seguridad del paciente?
Existe una relación muy importante entre humanización y seguridad del paciente y cada vez existe más evidencia científica al respecto. Muchas de las líneas centradas en la humanización se relacionan con la seguridad del paciente.
Por ejemplo, en el caso de las Unidades de Cuidados Intensivos, los horarios flexibles y la participación de las familias en los cuidados permitiría una mayor implicación y participación de los pacientes y familias en la gestión del riesgo: identificando incidentes y eventos adversos y participando de forma activa en las prácticas seguras.
Por otro lado, la comunicación efectiva entre profesionales y entre estos y los pacientes y familias es evidente que constituye un ámbito fundamental en la mejora de la seguridad del paciente. Prevenir las secuelas derivadas de la atención sanitaria mejora los resultados y la seguridad del paciente.
Otros ejemplos son el impacto en la seguridad de las estrategias para la detección y prevención del desgaste profesional o la mejora de la atención en los cuidados al final de la vida.
- ¿En qué niveles asistenciales y/o especialidades se han puesto en marcha ya planes de humanización de la asistencia?
En los últimos años la corriente de humanización se está desarrollando en muchos ámbitos de la atención sanitaria. Se han creado Planes de Humanización globales en algunas consejerías que abordan diferentes ámbitos y especialidades.
En cualquier caso, la Humanización en las Unidades de Cuidados Intensivos a través de proyectos como el Proyecto HU-CI han liderado estas iniciativas y han servido de modelo para otras similares como, por ejemplo, en los servicios de Urgencias (Proyecto HURGE), en oncología (Proyecto HONCOR) e incluso en la gestión sanitaria (Proyecto HUGES).
También las áreas de pediatría, pioneras en algunas experiencias han potenciado esta línea de humanización, los centros sociosanitarios, la salud mental, y muchas otras áreas están trabajando en planes específicos para conseguir una atención sanitaria centrada en la persona y para la persona.
- ¿Qué nos puede contar, en concreto, de la humanización en las UCI?
La realidad es que en las Unidades de Cuidados Intensivos se está produciendo un cambio muy importante en los últimos años en relación a la humanización:
– Nuestras unidades se están abriendo con horarios de visita flexible, favoreciendo la presencia de las familias y su participación en los cuidados.
– Se está dando una mayor relevancia a la comunicación -no solo entre profesionales- sino buscando herramientas que permitan la comunicación con pacientes intubados.
– Se han puesto en marcha protocolos para sacar de las unidades a pacientes de larga estancia con “paseos que curan”.
– Se está trabajando en la prevención y seguimiento del síndrome postUCI que afecta a muchos pacientes críticos crónicos y a su familia con la implantación de consultas al alta.
– Se está mejorando el diseño arquitectónico de las unidades, favoreciendo el sueño y controlando el exceso de ruido o adecuando los lugares para las familias como las salas de estar.
– Se están poniendo en marcha actuaciones para prevenir y tratar el desgaste profesional.
– Y otras iniciativas, como la incorporación de la musicoterapia, ya son una realidad en muchas UCI.
Todo ello se ha visto impulsado por esta corriente no solo a nivel nacional sino también internacional. Y este cambio ya no tiene vuelta atrás, es una realidad que mejora sin duda la calidad de la atención del paciente crítico.
Como presidente de SEMICYUC me siento muy implicada y creo que es una oportunidad para mejorar la atención de nuestros pacientes y sus familias y para cuidar a los profesionales que los atienden. Creo que las Sociedades Científicas tienen que apoyar y liderar estas iniciativas para favorecer este cambio tan necesario.
- Por último, nos gustaría que valorara la seguridad del paciente en nuestro país
Desde hace ya bastantes años, al igual que en otros países, la seguridad del paciente se ha convertido en un reto y una necesidad. Se ha trabajado en muchas líneas a través de los planes de calidad y seguridad promovidos desde el Ministerio y a través de las Consejerías implicando a muchas organizaciones e instituciones sanitarias y con la participación de muchos profesionales.
Se ha mejorado en la cultura de seguridad, se han implantado muchas prácticas seguras, ejemplo de ello son los proyectos Zero liderados por la SEMICYUC y SEEIUC que han reducido de forma significativa las infecciones relacionadas con la atención sanitaria en las UCI o la incorporación de los listados de verificación quirúrgica.
Se han realizado estudios epidemiológicos en pacientes hospitalizados, en Atención Primaria, en Urgencias o en los servicios de Medicina Intensiva. A pesar de ellos siguen existiendo muchas posibilidades de mejora y todavía ocurren con demasiada frecuencia eventos adversos que dañan a los pacientes y tienen importantes consecuencias para los profesionales y las instituciones.
Quiero destacar las iniciativas que se han incorporado de forma más reciente orientadas a disponer de protocolos institucionales para actuar en situaciones de crisis cuando ocurren eventos adversos graves e incluyen la información a pacientes y familiares y el soporte a las segundas víctimas. Es importante formar a los profesionales en seguridad del paciente e incorporar herramientas e innovación docente, como la simulación clínica, para mejorar las competencias en seguridad del paciente de los profesionales. Debemos seguir trabajando desde todos los niveles e incorporar de una forma efectiva a los pacientes y familiares en la seguridad clínica.