Derecho Sanitario: una herramienta para mejorar la seguridad del paciente
El derecho nunca puede ser el protagonista de la seguridad del paciente, aunque sea una herramienta indispensable para su mejora. Esta fue una de las principales conclusiones del curso de Derecho Sanitario, Calidad y Seguridad del Paciente organizado e impartido por Fidisp y Lexmor Asociados el pasado 28 de septiembre.
La sede de la Asociación Española de Fundaciones acogió a una treintena de profesionales que demostraron la creciente sensibilidad en materia de seguridad del paciente y calidad asistencial en el sector sanitario. De hecho, el director gerente de Fidisp, Santiago Tomás, confirmó en la presentación que “cada vez hay más profesionales preocupados por conocer qué pueden mejorar en su trabajo para reducir los riesgos sanitarios. En Fidisp damos fe de ello, pues además de tener que convocar esta segunda edición del curso de Derecho Sanitario y Calidad, en el último año hemos formado ‘in company’ a profesionales de ocho centros sanitarios de toda España”.
Presente y futuro de la seguridad del paciente
Desde que en 1999 se publicara el famoso informe “Errar es humano”, se está trabajando mucho en la mejora de la seguridad del paciente. No obstante, los eventos adversos (EAs), siguen siendo una de las principales causas de muerte (la 3ª según algunos estudios estadounidenses) y el impacto que tienen, además de sobre el paciente, sobre los profesionales y los sistemas sanitarios, es muy alto.
Mari Cruz Martín Delgado, presidente de la Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias (Semicyuc), hizo un repaso del estado actual de la seguridad del paciente y expuso cómo puede y debe evolucionar. “Hay varias realidades que tenemos que asumir y que van a tener un impacto importante en la seguridad de nuestros pacientes. Vamos a tener pacientes más mayores, con mayor comorbilidad y, en consecuencia, más vulnerables a los eventos adversos. Además, los profesionales nos vamos a ver inmersos en una atención sanitaria más compleja que aunque nos permita mejorar la seguridad en algunos ámbitos, en otros, expondrá al paciente a mayores riesgos. Todo ello sin olvidarnos de que los recursos económicos destinados a la atención sanitaria en general y a la seguridad del paciente en particular en los últimos años han sufrido recortes significativos. La limitación de recursos nos obliga a pensar muy bien dónde invertimos para mejorar la seguridad y qué impacto va a tener”.
La primera ponente del curso resumió, además, las recomendaciones del informe Patient Safety 2030, que apunta que los puntos básicos para avanzar en seguridad del paciente son el enfoque sistémico, la cultura de seguridad, la participación del paciente y de los profesionales y la desviación hacia la acción. Pero la presidente de Semicyuc añadió otras cuestiones claves en su opinión. “El trabajo en equipo, uno de los grandes retos, ya que muchos profesionales todavía no saben cómo trabajar en equipo y eso pone en riesgo a los pacientes y a la continuidad asistencial. También hay que ampliar la visión de lo que es un efecto adverso y trabajar en la adecuación de los cuidados, ser capaces de hacer solo aquello que, basándonos en la evidencia científica, tenga más beneficios que riesgos, como promueven las iniciativas ‘Choosing wisely’ o la campaña ‘No hacer’. Ir más allá de los sistemas de notificación y tener en cuenta lo que aportará el ‘big data’ y otras tecnologías como la simulación clínica y la realidad virtual en la seguridad del paciente. ”.
Por último, Mari Cruz Martín Delgado destacó que en seguridad del paciente “nos hemos centrado en analizar lo que se hace mal y hemos de aprender de las cosas que van bien, que son la mayoría”.
El Derecho Sanitario como aliado de la seguridad del paciente
Javier Moreno Alemán, abogado, socio fundador de Lexmor Asociados, fue claro en su planteamiento inicial: aunque el derecho y la seguridad del paciente son dos mundos diferentes, están condenados a entenderse, pues la actividad sanitaria es una actividad de riesgo tanto para los pacientes como para los profesionales y las instituciones sanitarias”. Y es que para él, el Derecho es parte del problema, pero también de la solución.
El Derecho puede ayudar a mejorar la seguridad del paciente porque “fija el marco normativo que la regula, además de que permite promover reformas necesarias y aprende de los errores materiales (aquellos relacionados directamente con la práctica médica) y formales (los relacionados con la documentación e información relativa a la asistencia médica) a través de las reclamaciones y las sentencias”.
En la respuesta institucional ante un evento adverso el Derecho también tiene mucho que aportar. De hecho, tal y como destacó el socio fundador de Lexmor: “es preciso considerar los aspectos legales desde el primer momento. Hay que diseñar previamente un plan que minimice los riesgos y reduzca las pérdidas en caso de que se produzca un EA e involucrar a la aseguradora de responsabilidad civil desde el inicio”. Sin embargo, la realidad es bien distinta y la respuesta institucional ante un evento adverso suele ser improvisada y altamente reactiva, sin equilibrar los intereses de pacientes, profesionales e instituciones implicadas.
Aunque defiende el papel del Derecho en la mejora de la seguridad del paciente, para Javier Moreno Alemán, obligar con normas no es la solución. Por ello, apuesta por el uso de la simulación clínica en todas las competencias y niveles, así como por fomentar la cultura de seguridad del paciente, con el compromiso de las administraciones, profesionales e instituciones. De esta forma, “se hará efectivo el cambio de la seguridad del paciente 1.0 (en la organización), a la seguridad del paciente 2.0 (en los procesos) y a la 3.0 (individualizada, por género, edad, segmentos de población)”, concluía el socio fundador de Lexmor.
Del aseguramiento a la seguridad del paciente
La gerencia de riesgos es todavía una gran desconocida en la actualidad. Ignacio Boj Albarracín, actuario profesional de seguros, socio fundador de Lexmor Asociados, acercó a los asistentes en qué consiste exactamente y cómo ayuda a mejorar la seguridad de los pacientes. Y es que para él es fundamental el “viraje” hacia la gerencia de riesgos, pues hasta ahora “la sensación de ‘cobertura’ que tenían las instituciones sanitarias al tener un seguro ha hecho que se preocuparan menos por invertir en políticas de gestión y prevención del riesgo”.
El seguro no es la solución. “Sirve para proteger el patrimonio, reducir costes, mantener una estabilidad presupuestaria y agilizar trámites. Pero el seguro no trata causas, no evita la ocurrencia del evento adverso. Es un instrumento financiero y entra en juego cuando ya se ha producido el EA y hay que indemnizar”, explicó Ignacio Boj. Por eso es vital la gerencia de riesgos, que sirve para identificar, evaluar y comprender los riesgos, en una primera fase, y para contener el impacto y reducir la probabilidad de nuevos eventos adversos, en una segunda fase.
Las instituciones sanitarias y los profesionales pueden (y deben) trabajar en la gestión de los riesgos de la mano de sus compañías aseguradoras, tal y como indicó el socio fundador de Lexmor, “colaborando e integrando procesos de seguridad del paciente y aprovechando la ingente cantidad de datos que tienen las aseguradoras para poder identificar y valorar los riesgos mejor”.
Además, Ignacio Boj hizo un repaso al nuevo escenario de aseguramiento en España, destacando que supone una oportunidad para todos los que trabajan en seguridad del paciente. “En la actualidad hay nuevas compañías de seguros y modelos de aseguramiento, así como una limitación presupuestaria. También la entrada en vigor del nuevo baremo de tráfico está afectando de forma importante al sector, pero al menos ya se ha formado el grupo de expertos para el desarrollo del baremo sanitario prometido por el Ministerio de Sanidad, Asuntos Sociales e Igualdad”.
El ejemplo de Sanitas
Por último, Ruth Rodríguez, Responsable de Riesgos y Control Interno de Sanitas, presentó a los asistentes el modelo interno utilizado por la compañía para prevenir y detectar a tiempo los eventos que puedan tener un impacto negativo en los pacientes, los empleados o la entidad.
“El modelo de Sanitas promueve la cultura del cumplimiento ético y establece un sistema de gobierno para el control interno de la gestión de riesgos”, explicó Ruth Rodríguez. “Contamos con mapas de riesgos por cada uno de los procedimientos que se llevan a cabo en nuestros hospitales y clínicas y que se adaptan para cada centro y cada servicio médico”. Pero tan importante como la identificación es el análisis del cumplimiento para Sanitas. Por ello, “para garantizar la seguridad de los pacientes se testea que los controles son efectivos e incluso se piden evidencias para saber si se utilizan los protocolos y se miden y analizan indicadores para comprobar que se está mitigando el riesgo de verdad”, concluyó la Responsable de Riesgos y Control Interno de Sanitas.