¿Comunicar los errores médicos a los pacientes? El ejemplo del “Programa CARe”
Aunque los profesionales sanitarios trabajan a diario ofreciendo la mejor atención y cuidado posible a sus pacientes, en ocasiones, se producen errores médicos. Estos fallos asistenciales pueden condicionar el pronóstico y evolución del enfermo. Ante un evento inesperado de este tipo ¿se debe comunicar al paciente y su familia lo sucedido?
Según un estudio realizado en el Hospital Brigham and Women de Boston (Massachusetts) y explicado por su director de calidad, el Profesor Allen Kachalia, en el 4º Seminario Internacional de Seguridad del Paciente y Excelencia Clínica celebrado hace unas semanas en Madrid: sí, sin duda.
En la relación médico-paciente es fundamental la transparencia y los datos ofrecidos por el Profesor Kachalia lo constatan: si el médico da a conocer al paciente o su familia el error que se ha producido en su tratamiento o intervención, el número de demandas judiciales desciende un 61%. A esto hay que sumar el hecho de que 6 de cada 10 médicos consideran que se deben comunicar los errores médicos al paciente.
Comunicación, disculpa y resolución
Aunque se esté de acuerdo en comunicar al paciente el error asistencial, la dificultad en muchas ocasiones está en cómo hacerlo y, sobre todo, en cómo hacerlo bien. Para arrojar algo de luz sobre esta cuestión surgió la Alianza de Massachusetts para la Comunicación y Resolución Después de Errores Médicos (MACRMI, por sus siglas en inglés).

Fuente: CARE. Communication, Apology, and Resolution
Esta alianza está formada por grupos de defensa de pacientes, hospitales universitarios y aseguradoras comprometidas con la comunicación transparente y con la compensación justa de los errores médicos. Por eso, este grupo ha desarrollado e implementado el conocido como “Programa CARe”.
CARe son las siglas en inglés de comunicación, disculpa y resolución, los tres pilares en que se basa una hoja de ruta para dar a conocer y gestionar los errores asistenciales a los pacientes y sus familias.
El primer paso es la comunicación, que comienza inmediatamente después de que se produzca un evento adverso. El personal sanitario explicará al paciente lo que se sabe sobre lo sucedido en ese momento y cómo afectará a su tratamiento. Además, escuchará las preocupaciones del enfermo y su familia, contestará a todas sus preguntas de la mejor manera posible y ofrecerá apoyo médico y emocional para afrontar la situación.
En segundo lugar se ha de investigar el suceso para determinar si podría haberse evitado, y si es así, cómo se prevendrá en el futuro. En este punto es fundamental la comunicación con el paciente y sus familiares. Se recomienda mantenerles informados de todo el proceso, compartir los descubrimientos de la investigación realizada y explicarles las medidas que se van a tomar para evitar que suceda con otros pacientes.
Por último, pero no menos importante, se ha de ofrecer una disculpa sincera al paciente y su familia cuando se determine que el error médico podía haberse evitado. Además, en los casos en que la investigación lo estime oportuno, se ofrece una compensación económica justa por el daño ocasionado y se anima al afectado a contar con un abogado que le asesore durante el proceso.
Aunque el Programa CARe no acaba con el derecho del paciente a emprender acciones legales se ha comprobado que es mucho menos frecuente que los afectados litiguen. ¿Las razones? Es una forma de gestionar los errores médicos más transparente, que trata a los pacientes y familias con respeto y dignidad, que les ofrece información y apoyo desde el primer momento y, además, una disculpa y compensación por parte de los médicos y la institución sanitaria.
Pero, además, tiene ventajas para los profesionales sanitarios y los centros médicos, pues su aplicación mejora la seguridad del paciente al registrar más casos de los que la institución y los profesionales pueden aprender y mejorar sus prácticas.