Cómo afrontar la seguridad del paciente en el escenario COVID
El 13 de enero se ha celebrado la 3ª Jornada FIDISP en Seguridad del Paciente y el acto de entrega del III Premio FIDISP en Investigación e Innovación, dedicado en esta edición al reconocimiento de las actividades realizadas para garantizar la seguridad del paciente durante la pandemia COVID-19. Este año 2022 el evento ha podido realizarse de forma híbrida, es decir, presencialmente y con aforo limitado en la Sede de SEDISA en Madrid, y simultáneamente de forma online, retransmitido en streaming.
En la Jornada FIDISP en Seguridad del Paciente se abordaron experiencias aportadas por profesionales de diferentes ámbitos sanitarios que nos dieron su visión sobre la gestión asistencial de la seguridad del paciente. Y lo hicieron en el coloquio “Cómo afrontar la seguridad del paciente en el escenario COVID”, moderado por Yolanda Agra Varela, Subdirectora adjunta de Promoción, Prevención y Calidad del Ministerio de Sanidad. En su introducción del coloquio, Yolanda Agra recordaba cómo “esta pandemia -que todavía estamos sufriendo- está suponiendo una crisis sin precedentes en todos los sistemas sanitarios. La Atención Primaria por la sobrecarga en un contexto de escasos recursos y exceso de burocracia, pero también los servicios de Urgencias y las UCI, entre otros, que han tenido que reinventarse. Todo ello ha afectado de forma muy importante a la calidad asistencial y a la seguridad del paciente. De hecho, acciones en desarrollo como los proyectos Zero, se han visto ralentizadas y en algunos casos paradas durante este periodo pandémico”. Además de cómo está afectando la pandemia por el coronavirus SaRS-CoV-2 al sistema sanitario, Yolanda Agra, relataba cómo está afectando también a la población, a nivel de salud mental, en el retraso del diagnóstico y tratamiento, por ejemplo, de procesos oncológicos y otras enfermedades, el seguimiento de los pacientes con patologías crónicas o la soledad de las personas mayores y pacientes ingresados.
La visión del profesional y del paciente postcovid
La Dra. Mari Cruz Martín Delgado, Jefe de la Unidad de cuidados intensivos del Hospital Universitario de Torrejón y Presidenta del Patronato de FIDISP, ha compartido su visión como profesional de esta pandemia, recordando cómo el sistema sanitario nunca había vivido una presión asistencial tan alta que llegase a saturarlo. “Las demandas de cuidados intensivos se incrementaron hasta el 300% de nuestra situación basal, quiere decir que en España, donde aproximadamente había 4.500 camas UCI, 10 camas por 100.000 habitantes, esto se triplicó de una forma abrupta”.
La Presidenta de FIDISP centró su intervención en el síndrome post-UCI, o síndrome post terapia intensiva (PICS, por sus siglas en inglés), una entidad bien definida desde el año 2012 por la Sociedad Americana de Medicina Intensiva, y que describe una serie de trastornos de la salud que son comunes entre los pacientes que sobreviven a una enfermedad crítica y a los cuidados intensivos. Hablamos de “debilidad muscular relacionada con la sedación y la inmovilización; alteraciones respiratorias que reducen la capacidad pulmonar, relacionadas con la ventilación mecánica; y otras afectaciones como las cognitivas, emocionales y, en general, la disminución de la calidad de vida del paciente”, detallaba la Dra. Martín.
Si bien ya se venía trabajando en ello, en el contexto de la pandemia, con tantos pacientes ingresados en Unidades de Cuidados Intensivos, el síndrome post-UCI ha cobrado una importancia significativa. Tal y como explica la Dra. Martín, “hay actuaciones que reducen de forma evidente, con significación clínica, el síndrome post-UCI. Se trata del paquete de medidas (ABCDEF) para la prevención del PICS. Y que consisten en evaluar, prevenir y controlar el dolor; realizar pruebas de despertar espontáneo y pruebas de respiración espontánea; la elección de analgesia y sedación; ante el delirio: evaluar, prevenir y gestionar; promover la movilización temprana, y, por último, el contacto familiar”.
El paciente grave con neumonía por SaRS-CoV-2 cumple las características de persona que va a tener síndrome post-UCI, sin embargo, durante la pandemia muchas de esas medidas preventivas han sido imposibles de implementar. “Por muchos motivos: por falta de tiempo, por la presión asistencial, porque al inicio de la pandemia los equipos no tenían siempre el conocimiento para llevarlo a cabo, por miedo al contagio cuando faltaban EPIs… Además, muchos pacientes han sufrido aislamiento de sus seres queridos, algo que contrasta radicalmente con los programas de puertas abiertas en UCI que teníamos”.
Y después de todo eso, ¿qué se están encontrando los profesionales sanitarios? Contaba la Dra. Martín que “hemos visto muchos pacientes que han sobrevivido a la COVID-19 más grave pero que han quedado con secuelas muy importantes”. Por ello, en el Hospital Universitario de Torrejón han puesto en marcha un circuito post-COVID/post-UCI. “Son circuitos multidisciplinares de cuatro horas mediante los cuales los pacientes en estas circunstancias son visitados por Psiquiatría, Rehabilitación, Neumología, Medicina interna, Endocrinología, Medicina Intensiva y Medicina Preventiva. En un año hemos sido capaces de hacer el seguimiento de 125 pacientes y hemos visto secuelas muy importantes. Más del 50% de los pacientes tienen alteraciones respiratorias, al cabo de un año todavía hay alteraciones radiológicas, muchos de ellos, aunque han mejorado de forma importante, tienen todavía problemas funcionales, de movilidad y presentan alteraciones cognitivas, y muchos depresión y/o ansiedad”. Con este seguimiento se intenta identificar y reducir al mínimo todas las secuelas de la enfermedad y del paso por la UCI, pues suponen una afectación directa de la calidad de vida del paciente y de su familia.
La prevención de las IRAS en la pandemia por COVID
Dra. Mireia Cantero Caballero, del Servicio de Medicina Preventiva del Hospital Universitario Puerta de Hierro-Majadahonda (Madrid) y miembro del equipo de coordinación del estudio EPINE, fue la responsable de abordar la prevención de las IRAS en el coloquio celebrado en la 3ª Jornada FIDISP en Seguridad del Paciente. Para ello, hizo un repaso de las ventajas y desventajas de algunas de las medidas preventivas implementadas a lo largo de la pandemia.
Entre las ventajas, destacaba Mireia Cantero, el uso de mascarilla. “Es uno de los elementos más importantes a la hora de prevenir la transmisión, quien la usa se protege a sí mismo y protege a los demás. Y aunque inicialmente los hospitales se considerasen dispersores de la COVID, el uso generalizado de mascarilla por parte de los profesionales en seguida y también en los pacientes, evitó que esto fuera a más. Además, a nivel poblacional su uso aún hoy tiene la gran ventaja, que los estudios tendrán que confirmar, de que los últimos años no ha habido apenas infecciones respiratorias y gripe”. También muy positiva es la higiene de manos. “Algo sencillo pero fundamental para prevenir las infecciones relacionadas con la asistencia sanitaria”.
La limpieza, que tradicionalmente era un aspecto denostado en el que pocos pensaban, de repente se convirtió en una medida preventiva indispensable. “Me di cuenta de que muchas veces los protocolos generales de limpieza del hospital no se llevaban a cabo. Y posiblemente haya que protocolizar qué cosas hay que limpiar, específicamente, no valen protocolos de materiales críticos, semicríticos o no críticos, sino detallar exactamente cómo se limpia, por ejemplo, determinada bomba, el palo de suero, los broncoscopios, etc. Y que esté perfectamente identificado todo lo que hay que limpiar, cómo se limpia, quién lo limpia y cada cuánto”, detallaba la experta en Medicina Preventiva. Positivo también ha sido el establecimiento de circuitos para zonas COVID y zonas no-COVID, la importancia de la ventilación, la reducción de aforos o la distancia de seguridad. Todo ello, por supuesto, junto a la medida “estrella” de prevención que, para Mireia Cantero, es, sin duda, la vacunación.
Entre las desventajas de algunas medidas preventivas adoptadas a lo largo de la pandemia, esta profesional destaca cómo muchos profesionales se han sentido “protegidos” con los guantes, pero no se han utilizado bien. “Se han usado de forma continua, sin cambiarlos entre pacientes y/o tareas y a veces como sustitutos de la higiene de manos. Así, este mal uso puede ser uno de los factores que esté influyendo en el aumento de IRAS que estamos observando y que ha sido de un 1% en 2021, un dato muy alto si tenemos en cuenta que es a nivel nacional”.
También ha sido negativa la restricción de visitas sostenida en el tiempo, tanto para pacientes infectados por COVID como para los que no, puesto que “muchas veces los familiares o acompañantes en el hospital son elementos de seguridad al revisar la medicación o al entender, mejor que el paciente, tratamientos, pruebas diagnósticas, etc”. El no entender tampoco qué cosas provocan o no aerosoles y su relación con la transmisión del coronavirus también ha traído problemas de seguridad para los pacientes “ya que se ha reducido el uso de terapias respiratorias porque se entendía que generaban aerosoles”, ha explicado Mireia Cantero. Junto a ello el hecho de que muchos pacientes COVID positivo que no revisten gravedad por la infección no sean tratados en los servicios que deberían, como en Traumatología o Neurología, cuando sus patologías estarían mejor atendidas en dichos servicios, también supone un problema de seguridad para los pacientes.
Por último, recordaba la ponente cómo, si bien al principio de la pandemia éramos todos muy escrupulosos con el cumplimiento de las medidas preventivas (la higiene de manos, el uso de mascarilla, la limpieza,…) “estamos en la 6ª ola de la pandemia y muchas de estas cosas ya se están olvidando”.
La gestión asistencial en el escenario COVID
Eva María Saez Martín, directora del área de Calidad y Seguridad del Paciente del Grupo Vithas, fue la encargada de hablar sobre la gestión asistencial en el escenario COVID. Y para ello compartió la experiencia de cómo su grupo hospitalario gestionó la crisis por la pandemia. “Tuvimos que actuar de una manera muy rápida y muy ágil en un entorno VUCA. Nuestra responsabilidad nos hizo crear muy pronto, el 26 de febrero de 2020, un comité de coordinación de la pandemia en el que estaban representadas todas las áreas clave: asistencia, personas, operaciones, compras, calidad, prevención de riesgos laborales, innovación, docencia y comunicación”, explicaba Eva Mª Saez.
El comité era el interlocutor con los 20 hospitales del grupo repartidos por toda España y el encargado de adaptar los protocolos y directrices del Ministerio de Sanidad y de las Comunidades Autónomas para sus profesionales. También, ante la falta de medios materiales, el comité formaba a los profesionales en el uso de nuevos elementos o la realización de nuevas tareas y también a los profesionales que se incorporaban para cubrir las bajas de otros compañeros. Todo ello de una forma coordinada y uniforme para todos los trabajadores y centros sanitarios. Para hacer frente a los desabastecimientos de diferentes equipos y materiales que hubo en los primeros meses de pandemia en el comité se produjo una sinergia entre los profesionales asistenciales y los no asistenciales (ingenieros), ayudando a resolver tres grandes necesidades que tenían: “ante la falta de oxígeno se generó en colaboración con otras empresas unos dispositivos de suministro de oxígeno, también hicimos para la falta de respiradores se diseñó y fabricó el respirador Oxyvita -autorizado por la Agencia Española del Medicamento y a disposición gratuita- y para poder realizar aislamientos cuando no había lugares preparados para ello se diseñó el Aerobox, un dispositivo portátil para el aislamiento individual de pacientes con COVID-19 que evita la transmisión aérea de virus”.
Pero no solo eso, en la situación de confinamiento e imposibilidad de los pacientes para acceder a los centros hospitalarios, se priorizó el proceso de transformación digital en el que el Grupo Vithas ya estaba inmerso, “priorizando la adopción de nuevas tecnologías como la telemedicina, la videoconsulta y la monitorización de patologías crónicas, de forma que pudiéramos asegurar al paciente la continuidad asistencial y evitar que se sintiera desasistido”, explicaba la directora del área de Calidad y Seguridad del Paciente del grupo hospitalario en su ponencia.
En abril el comité empezó a planificar la reactivación de la programación de consultas y cirugías, la reorganización de circuitos COVID y no COVID, a redefinir los protocolos internos para la seguridad de los pacientes, con especial exhaustividad en la profilaxis, la limpieza y la vigilancia y el control de la infección. Aunque los hospitales del Grupo Vithas han implementado un modelo de calidad asistencial basado en la acreditación internacional de la Joint Commision, “este año hemos establecido como herramienta básica para todos nuestros hospitales la elaboración y realización de rondas de seguridad para poder identificar incidentes o riesgos para nuestros pacientes. Y también hemos empezado a trabajar en un proyecto de gestión del riesgo sanitario, analizando y definiendo nuevas matrices de riesgos más complejas y que incorporan más factores, para tener posteriormente una apreciación del riesgo y unos planes de tratamiento con una mayor profundidad”, concluía su intervención Eva María Saez.
📹 Si no pudiste asistir a la 3ª Jornada FIDISP, puedes verla en diferido pinchando en el enlace ➡️ https://youtu.be/f5iPcofeUoY
📄 Si quieres descubrir las cuestiones abordadas en la 2ª Jornada FIDISP, celebrada de forma online en 2021, puedes leerlo en el post del blog que publicamos en su momento ➡️ https://fidisp.org/2a-jornada-fidisp-investigacion-e-innovacion-en-seguridad-del-paciente/